Martin Heidegger escribió una profecía antes de la Segunda Guerra Mundial. La clarividencia es notable, como la urgencia de sus preguntas.
Me atreví a reescribirla para adaptarla al contexto de las escuelas y la educación.
Cuando el último rincón del planeta haya sido conquistado por la técnica y enfrente la más intensiva explotación económica; cuando las tecnologías de la comunicación hayan permitido que cualquier acontecimiento en cualquier ocasión y a cualquier hora se haya vuelto accesible al instante; cuando se hayan difuminado las distancias entre el tiempo real y la vida en las pantallas; cuando se pueda vivir simultáneamente un atentado en los barrios de París, un concierto sinfónico en Tokio o la enésima explosión indiscriminada en un pequeño pueblo sirio; cuando el tiempo solo equivalga ya a velocidad, instantaneidad y simultaneidad, y el tiempo como historia haya desaparecido de la existencia de cualquier pueblo; cuando las riquezas que se producen en el mundo sean suficientes para que nadie duerma con hambre; cuando el cantante de moda o la chica más sexy sean entronizados como los modelos estéticos y éticos para la sociedad; cuando las cifras millonarias de los traspasos de futbolistas se conviertan en la cumbre del paroxismo entonces, incluso entonces, todavía se cernirán como un fantasma sobre toda esa locura las preguntas esenciales de la humanidad: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y luego, qué?
Balvanero
Lo pone a una a pensar en lo importante…