Hace tiempo me ronda la idea de que la biblioteca de una persona normal debe cualificarse por distintas razones, menos por el número de volúmenes; con excepción, claro, de que la inmensa cantidad sea producto de la recopilación acuciosa de libros raros, únicos, antiguos, de belleza extraordinaria o altísimo valor intelectual o literario.
Mi caso no encaja en ninguno: soy lector, no coleccionista de libros. Ahora, aprovechando la mudanza y acopio de los libros acumulados en casa paterna y propia, decidí, sin miramientos, deshacerme de todos los libros que diez, veinte años después no sabía que tenía, nunca leí o no leeré. Libros que, en algunos casos, no me explico cómo llegaron a mis manos, es decir, cómo gasté inútilmente dinero. ¡Qué se le va a hacer! Ya los tengo, gasté más de lo debido y hasta aquí llegamos. Ellos a no sé dónde, y yo tampoco. Pero no estarán más conmigo.
Esa actividad de revisar uno a uno, limpiando con cuidado los que se quedarán, empezando a ordenar, separando los que deben archivarse en los estantes de arriba, de abajo, lo que van a mi mesa de lecturas próximas, es paciente, casi amoroso, requiere libertad de presiones domésticas y silencios que agudicen criterios. Como eso no es tan común, hay que esperar con el oficio de cazador experto.
Empecé la tarea semanas atrás y aunque avancé considerablemente, mi volumen mayor, más apreciado de libros, está todavía esperando. Dos, tres, tal vez cinco meses me lleve ordenar la biblioteca donde pasaré las horas de trabajo en casa. No tengo prisa, acumulo paciencia e interés para el momento.
Mientras, en los prolegómenos, he descubierto dos cosas que ignoraba: que no tengo libros robados en casa y que Schopenhauer ocupa un espacio más amplio del que jamás supuse.
Rubí
¡Qué barbaridad! Lo comprendo completamente, experimenté lo mismo estos días debido a una mudanza y al revisar mis libreros me contraba con cada cosa… Suelo ir a bazares de libros y así me ha tocado cada libro hermoso 1as ediciones algunas veces, pero debo reconocer que entre los libros también tenía algo así como títulos de “¿quién se ha llevado mi queso? Y el célebre Dios mío hazme viuda porfavor de la Josefina Vázquez Mota… En mi defensa diré que no me explico como llegaron allí 😛
Como sea, un abrazo Dr. Y que disfruté sus lecturas.
Rubí
Juan Carlos Yáñez Velazco
Hola Rubí, ¡qué gusto saludarte!
Pues sí, ya voy, de a poco, limpiando, ordenando, tirando lastres como esos que cuentas.
Felicidades anticipadas por el 10 de mayo.
2B Andrea Contreras Orozco
1.Is good know that I am not alone in having books which are not its origin.
2.I have to keep looking at my little library.
3.I also consider myself a fan of the book bazaars.
4.I will choose my next shopping better.
1J Saraí Jacqueline Mojica Torres
1.- You’re absolutely right , we are not collectors , we are readers.
2.-But honestly , for lack of money I can not give away my books
3.-Unless there is an exchange, or by a certain number of books change me one , and that’s totally acceptable.
4.-One of the things i dream is to have a library in my room , I hope to accomplish one day.