Nunca comprendí la firma de pactos de civilidad o legalidad previos a las elecciones por parte de los partidos políticos e instancias implicadas. ¿Es necesario signar que se van a cumplir obligaciones?
Si esta fuera una democracia real, y nuestro país un imperio de legalidad, pues ya está dicho todo. El que la hace la paga, y punto. Pero no. Como acá la trampa, la simulación, la corrupción, el juego sucio son prácticas generalizadas, entonces, tienen que comprometerse a no caer en ellas. Es decir, que la firma del pacto susodicho es la confesión del delito pasado, y la promesa redentora del presente y futuro impolutos.
Pues no, señoras y señores de los partidos políticos. Los ciudadanos no tendríamos por qué estar supeditados a su voluntad y buenas intenciones. Si cumplen, lo sabremos porque tenemos medios informativos críticos y atentos, y si no cumplen, los órganos responsables de vigilancia se encargarán de castigar sean o no amigos. Por lo visto, todavía estamos lejitos de ese paisaje.
Cuando eso suceda, cuando los pactos sean cosa del pasado, entonces, habremos dado un paso. Por lo pronto, seguimos anclados en un pretérito imperfecto y tramposo: partidos incumplidos, muchos medios subordinados, organismos electorales complacientes y ciudadanos indiferentes.
¿Quién gana con eso?
arthur edwards
Como siempre, me llama mucho la atención tus escritos. Pido tu autorización emplearlos en mis cursos de inglés este semestre. Espero que sigas autorizándome el uso académico de tu material. Espero que mis alumnos aprendan algo al leer tu ideas certeras y provocativas.
Arthur
Juan Carlos Yáñez Velazco
Hola Arthur, gracias. Por supuesto, puedes usarlos en tus cursos. Espero que un día me invites a conversar con alguno de los grupos de estudiantes que tienes: en español, eso sí 🙂
¡Un abrazo!
Juan Alberto
Buenas tardes Dr. Juan Carlos excelente y atinado comentario sobre esos pactos, que como siempre no abonan en nada a nuestra ya muy deteriorada democracia