Esta mañana desperté más temprano de lo prudente, teniendo en cuenta que me aguarda un largo viaje, más por las horas que debo esperar para el vuelo a San Luis Potosí. Resignado tomé un libro nuevo y empecé a leerlo. Se llama P de profesor, de Jorge Larrosa y Karen Rechia. Avancé pocas páginas, pero quiero terminarlo pronto; creo que será muy provechoso.
No sé si todo mundo, pero suelo leer con interés la dedicatoria de los libros. La que escribe el doctor catalán, breve, me resultó sugerente; es para sus compañeros de departamento en la Universidad de Barcelona y concluye: “…que me han permitido ser profesor a mi manera”. Me gusta.
“Ser profesor a mi manera” se quedó dando vueltas en la cabeza. Especulo. Es la confesión de una persona que se siente privilegiada por desempeñarse en su oficio como le place, sin acatar los cartabones académicos que rigidizan relaciones y comportamientos. Es también un acto de presunción o un gesto de humildad, como se quiera interpretar.
A los colegas del trajín cotidiano es más habitual que se les agradezca por las revisiones hechas a los capítulos, por las reuniones y discusiones, por los trabajos conjuntos. Pero creo que es un acto de justeza: aunque en la vida académica uno viva encerrado en su cubículo, interactúe solo lo preciso y prefiera el ostracismo, el entorno universitario es clave para estimular el ánimo (o desánimo) indispensable en una profesión cada vez más regulada y condicionada, cada vez más estresante, y de distintas formas, cada día más necesaria.
Colima, Ciudad de México, San Luis Potosí
Reynaldo Hidalgo
Es un gusto disfrutar su conferencia, saludos de San Luis Potosí
Juan Carlos Yáñez Velazco
Gracias, Reynaldo. Me alegra y motiva mucho leer su comentario.
Espero tener una nueva oportunidad.
Saludos.