Después de comer me puse frente al televisor para descansar un poco. Tanto descansé, que dormí profundamente. Me quedé con la claridad y volví con el viento fresco.
Un leve dolor en el cuello, resabio del despertar matutino, me trajo al final del domingo. Vine a la computadora para concluir la revisión de mi columna semanal y encontré varios mensajes en el chat de compañeros de la facultad. Aparecieron esos mensajes fatídicos que no sabes si quieres leer o prefieres que no lleguen nunca, para evadir la pena. Tristes palabras. Ana Silvia nos informó el terrible hecho que podría llegar en cualquier momento. Falleció Laura, egresada de la facultad, luego de un prolongado periodo de enfermedad.
Me entristeció súbitamente y se me vino la noche negra con su montón de recuerdos juveniles de aquellos años universitarios. Me entristeció de forma inédita. Era joven para morir de lo que se fue, aunque, a decir verdad, para morir solo se precisa estar vivos.
Es un domingo triste, negro para nosotros, a la distancia; y para su familia, terrible. Descanse en paz.