TodavĂa está aquĂ y ya lo extraño. Son casi 20 años de una amistad Ăşnica: un viejo de 80 y pocos, otro de cincuenta y tantos. Pedro Vives, don Pedro, se va de Colima luego de hospedarse más tiempo que en ninguna otra ciudad argentina, mexicana o latinoamericana.
La vida va marcando tiempos y si uno es capaz de leerla, puede alargarse, o mejor, disfrutarse largo tiempo. Pedro, don Pedro, ha sido una compañĂa entrañable.
ExtrañarĂ© su presencia amistosa, a veces huraña, su sonrisa franca, sus anĂ©cdotas, su cariño que impulsaba el mĂo, su hospitalidad sin par, su don de gente. Las noches en las dos casas que habitĂł ya empiezan a sentir un hueco; no es solo la tristeza que ahora me embarga.
Nos conocimos hace muchos años. Casi veinte. Y el afecto solo fue creciendo en todo este tiempo. LleguĂ© a su restaurante como un accidente; querĂa probar un asado argentino y no hubo duda desde entonces. Al instante la amistad naciĂł. Luego, como las semillas fĂ©rtiles, creciĂł, madurĂł, dio frutos. A veces salĂa de casa cerca de las 22 horas, le pedĂa que esperara y me prepararan un asado de tira. El restaurante cerraba y allĂ quedábamos el tiempo justo, luego, un abrazo y buenas noches.
Pero no habĂa solo eso. Fue el primero en llegar al hospital cada vez que nacĂa uno de mis hijos. TambiĂ©n fue solidario, generoso en el abrazo, esplĂ©ndido  en el arte cada vez más necesario de la amistad.
Las noches y tardes que pasamos juntos serán un hueco imposible de llenar. Lo extraño, y todavĂa está aquĂ. Quiero, espero verlo pronto.
Tal vez hoy debĂa decirle cuánto lo quiero, pero no quise joder la despedida con alguna lágrima; quiero seguir pensando que habrá un nuevo encuentro pronto, en otro lugar, en cualquier momento. Si hacĂa falta, aquĂ se lo digo.
¡Hasta pronto, Che!
¡Te vas, pero te quedas conmigo!
José Manuel Ruiz Calleja
Lo conocà en tu casa, me invaden los mismos sentimientos, lo extrañaré también, pero quizás lo más importante es que lo recordaremos siempre como Don Pedro, el argentino mexicano que vivirá siempre en nuestros corazones. Un abrazo Don Pedro, tus amigos te tendrán siempre presente. Que te vaya bien amigo.