El 2020 no trajo un ramillete de alegrías en sus primeras horas. La destrucción ambiental que cuentan los medios en Australia es de dimensiones incalculables para el planeta. Estados Unidos se consiguió un nuevo sparring para el reparto de la película donde Donald Trump volverá a ganar la presidencia. Hoy ocurrió un tiroteó en el corazón de la ciudad de Ottawa, en la civilizada Canadá.
Hay otras situaciones preocupantes en distintos puntos del orbe: el temblor en Puerto Rico o la erupción de un volcán en Alaska, pero corresponden a fenómenos de causas distintas. Aquellos hechos son producto de las acciones y decisiones de seres humanos, y nos reconfirman, aunque no hacía falta, que la estupidez, la ambición y la barbarie siguen acompañando a la especie humana desde el principio de los tiempos.
Los accidentes tampoco dan tregua: 176 personas murieron en un avionazo en Teherán; accidente, mientras no se confirme lo contrario, habría que precisar.
La violencia de los Estados Unidos contra el mundo hoy tiene a Irán en la mira, pero víctima es la obsoleta comunidad de naciones, inoperante e incapaz de contener las locuras del emperador en turno. La ONU, se ha dicho claro, debe ser refundada, o extinguida para dar paso a otra entidad con reglas y condiciones capaces de contener las intentonas de enloquecer más al mundo.