Con noviembre cierro ciclos, dije antes. Lo que no sabía hace tres horas es que también vería el final de un libro que nació hace 23 meses, sobre mi paso por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Recién terminé de revisar las terceras pruebas que me envió Miguel Uribe, de Puertabierta Editores. El trabajo de ellos ha sido impecable. Luego aparecerá alguna errata, ya se sabe, pero la encargada de la edición ha hecho su trabajo; el resto es mi responsabilidad.
Estoy feliz, por supuesto. Cumplir metas es estimulante. También me llegan nostalgias. Cuando un libro sale a las manos de los lectores, como saldrá pronto este en formato electrónico, no somos más dueños. Y sólo podemos mirar adelante.
No son muchos los días en que alguien como yo, profesor universitario, puede decirlo con su discreta alegría: terminé un libro.