En la bolsa de valores de la popularidad y simpatías o antipatías las opiniones pueden cambiar en poco tiempo. Todo es relativo, sin duda, pero la persistencia, las tendencias y comportamientos semejantes en distintas mediciones obligan a juicios fríos.
Leo hoy los resultados de dos encuestas sobre aprobación del presidente de la República y el Tracking poll de Consulta Mitofsky. En las tres, la tendencia negativa es evidente. Las descalificaciones abundan entre los seguidores del presidente, sobre todo, contra la encuesta del periódico Reforma.
Ya leeremos o escucharemos a los expertos en demoscopia para contrastar nuestros juicios. A mí me parece entendible la reversa en la aprobación gubernamental. En indicadores sensibles de la realidad la irritación es notoria y creciente. Si se leen los rubros, las valoraciones difieren entre los programas sociales o combate a la delincuencia.
No festino los datos, ni celebro que los enemigos del presidente se regocijen con la tendencia; espero que sus analistas, él mismo, revisen y tomen nota de las filtraciones en su buque. Ni el Titanic resistió, y a este sexenio le amenazan nubarrones por el entorno global y las variables internas.