Las lecturas de mis últimas días están centradas en el estudio de la universidad como institución social, y en la educación superior como derecho humano, bien público y social y obligación de los estados. Los territorios que atravieso se ubican entre las primeras universidades, en las sociedades medievales, y las universidades latinoamericanas del siglo XXI.
Elegí una visión pendular sin habérmelo propuesto de entrada, pero luego creí que podría resultar interesante el ida y vuelta entre el pasado, el presente y el futuro de las universidades, porque en esa lógica pretendo continuar escribiendo un capítulo en proceso sobre la Universidad de Colima.
Ayer y hoy leí sobre las universidades cubanas, uruguayas, argentinas y brasileñas. Voy sin prisa, aunque el calendario de obligaciones abruma, pero disfruto el proceso de ir descubriendo otras miradas sobre distintos temas, entre otros, el que hoy se comenta con alguna insistencia en Colima (y cierta monotonía): la autonomía universitaria.
Aunque ya tengo algunas ideas muy claras que podrían enriquecer las perspectivas, guardaré las ganas hasta que no vea terminado el capítulo ansiosamente imaginado.