Hace cuatro meses asumí la dirección general en Colima del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Es un lapso breve para desarrollar un programa de actividades que ya pueda ser visible, pero suficiente para ir acomodando piezas en un tablero comprensivo de las posibilidades para sumarse al engranaje educativo colimense, y contribuir a los mandatos que guían el actuar del Instituto, en la entidad y con las direcciones estatales homólogas.
Solo recientemente pudo completarse el equipo humano que conformará al INEE en Colima; desde entonces estamos ya instalados en un edificio apropiado y muy decoroso. Con el hecho, inicia una segunda etapa de este naciente e ilusionante proceso.
Los aprendizajes de los primeros meses han sido significativos; los logros auspician el optimismo. El respeto al Instituto es palpable. La confianza y expectativas que tienen muchísimos actores infunden ánimos y alertan sobre las responsabilidades.
La tarea es compleja, amplia y desafiante. La ignorancia no es obstáculo, pero sí una primera señal que ilumina el horizonte más cercano. Apenas enterarse de la designación que la Junta de Gobierno hizo en mi persona, recibí innumerables felicitaciones. Eso es anecdótico; el síntoma preocupante deriva del desconocimiento. Varios me preguntaban si estaba instalado en las oficinas de la Secretaría de Educación local; o si dependía de la delegación federal de la SEP. Alguno, con aviesa intención, en redes sociales me injurió por ser parte del equipo del gobernador. Un científico me cuestionó, medio en broma medio en serio, si ya era parte del lado oscuro, como en las películas de Star Wars.
Falta información, mucha información sobre la naturaleza autónoma del Instituto, conferida por el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Más todavía, sobre la enorme riqueza que aportó, produce y producirá. Un vistazo a la página del Instituto (www.inee.edu.mx) descubrirá información insospechada; que se aproveche, es parte de nuestro tarea.
La autonomía del INEE nos es recordada con la pertinencia debida. En Colima ha sido entendida a la perfección. Desde ese lugar, tejemos una relación armónica, respetuosa y constructiva con las autoridades educativas estatales, en la persona de Oscar Javier Hernández, secretario de Educación, y su grupo de trabajo. Lo mismo ocurre con la máxima autoridad universitaria. Con ambos, edificamos relaciones cordiales, respetuosas que solo pretenden favorecer a la educación colimense.
Junto a la autonomía que ostenta el Instituto, una directriz que nos ha planteado con firmeza la Consejera Presidenta, Sylvia Schmelkes del Valle, es mantener los canales abiertos para la interlocución con diversos actores educativos, pero principalmente con el magisterio.
Desde ambos ejes, autonomía y apertura, construiremos un espacio aliado de las causas más positivas para la educación en Colima. Cuatro meses es poco tiempo, pero suficiente para afirmar dicha convicción.
Balvanero
La Autonomía de las instituciones, que no son muchas pero sí importantes y necesarias, es algo que no se acaba de entender del todo, a nivel sociedad, queda la duda y la suspicacia, y, como señalas, en ocasiones comentarios con mala intención.
Estoy seguro que sabrás conducir con buen tino este importante Instituto en Colima. Te reitero mi felicitación y el augurio de éxito en tu labor.
Saludos.