Es alentador el acercamiento entre la candidata ganadora de las elecciones al gobierno estatal y el rector de la Universidad de Colima.
Ojalá sea el inicio de una relación institucional fructífera, en la que, por encima de diferencias naturales o las del pasado reciente, se privilegien los intereses superiores de la educación.
En su cuenta de Twitter, Indira Vizcaíno resaltó la colaboración para superar los retos de Colima, mejorar las condiciones de acceso a la educación y “eficientar el respaldo del gobierno hacia la Universidad”.
Con los tres puntos se traza una agenda estratégica de cooperación.
En la campaña electoral, Indira se comprometió a que Colima sea un estado modelo en educación. En el pasado, cuando esas promesas se ofrecían, normalmente aludían a la educación básica, y se olvidaban de la media superior y superior, los dos ámbitos en los que la Universidad es fortaleza de la entidad.
Una transformación de la educación colimense requiere, por lo tanto, el concurso de la máxima casa de estudios, no sólo para los estudiantes universitarios, sino también por el aporte que el mundo académico, científico y cultural de la Universidad puede regar al sistema educativo local.
El desafío del acceso a la educación en Colima es enorme, porque no se trata sólo de inscribirse a la escuela, sino de la posibilidad de garantizar el derecho a una buena educación. Ni se parecen, ni son lo mismo.
El próximo año debería universalizarse la educación media superior, como se aprobó en la reforma de 2012 al artículo tercero constitucional. No hay datos oficiales, pero estimo que todavía faltan 20 de cada 100 adolescentes en el bachillerato. El esfuerzo que se demanda es descomunal, porque al mismo tiempo habrá que parar el éxodo de los mal llamados desertores.
La obligatoriedad y gratuidad de la educación superior son otro enorme desafío que requerirá, además de buena voluntad, cuantiosos recursos de proporciones inéditas en nuestra historia.
No son suficientes las 16 mil becas de las que habla un comunicado sobre la reunión. No es suficiente con darles dinero a los estudiantes; debe crearse una oferta de carreras e instituciones sólidas a la cual puedan inscribirse.
Hoy las instituciones públicas de educación superior en Colima no tienen capacidad para admitir a todos los demandantes, así que ampliarla exige recursos, muchos recursos para profesores, instalaciones y equipamiento.
Por eso, por los retos y rezagos, la reunión entre la próxima gobernadora y el rector es una señal alentadora para un desafío que sólo podrá ser resuelto de manera satisfactoria con la conjunción plena de capacidades y recursos.