Escrita al ritmo de “¡Al ladrón, al ladrón!”, de Joaquín Sabina.
Parece, por lo que escribes,
que sigues preparando posiciones
rumbo al poder.
Parece que no eres más
aquel funcionario, de cuello blanco
y alma de autista.
¡Qué buenos tiempos los del ayer!
Parece, por lo que escribes,
que has olvidado aquella memoria,
¿valores?, eso no creo
tú no tenías, ahora se ve.
Parece, por lo que exhibes,
que tus textitos huelen a pólvora
cual gatillero, como coimero,
como pequeñoburgués.
Tú nunca fuiste de compromisos,
de rebeldías, de indignación,
lo tuyo, público ya,
era tirar, para cosechar
una chequera, otras prebendas,
aplausos, una nueva nómina
y ¡al diablo la dignidad!