La educación también es una buena noticia.

Los grandes medios, los pequeños, en general, prefieren exaltar los acontecimientos ingratos que ocurren en los paisajes de la escuela.

Para ellos, la educación es noticia cuando el hecho escandaliza, tiene colores amarillos o revienta lo que se presupone como bueno o deseable.

En estas horas son noticia en las grandes cadenas el niño que ingresó a la escuela secundaria con un arma y disparó autohiriéndose; o los recurrentes asaltos a las vías públicas cometidos en Michoacán por maestros.

Estas son las noticias que gustan a un buen sector de la prensa. El periodista Mario Campos, en un taller sobre medios en el hoy extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, ante mi pregunta, respondió que sí, que también las cosas positivas son noticia, pero no importan mucho a un consumidor masivo que busca otro tipo. Su respuesta, traducida al mundo de la noticia como empresa, es que lo bueno o positivo no vende.

Ni el caso del niño de secundaria o las protestas michoacanas son asuntos nimios, con sus enormes diferencias. Pero frente a eso en miles de escuelas, en todos los estados, hay hechos extraordinarios que merecerían ser contados y difundidos, para contrastar, para sembrar el optimismo de que, pese a las adversidades, hay gente, hombres y mujeres, empeñados en ofrecer su mejor esfuerzo por una vocación tan desgastante como la docencia.

La educación también es una buena noticia. Es lo que tenemos que empujar, no para esconder la cabeza o huirle a los problemas, sino para reconocer que en esta larga batalla, son los buenos, los más, quienes tienen que ganarla. Y a quienes debemos aplaudirles y reconocerles, aunque la marea empuje al escándalo.

Por eso, de nuevo, agradezco a Heraldo Radio Colima la oportunidad de abrir cada semana unos minutos para analizar temas educativos, porque aunque esté cargada de problemas, justamente por eso, la educación es el antídoto contra la fatalidad y la desgracia.