La lluvia de anoche fue despiadada con los árboles. En el camino a la plaza observo desde el auto las ramas, los árboles arrancados o doblados y las hojas caídas tapizando las calles. Desde casa
El fin de semana ordené una parte de la casa. Una casa normal, pequeña más bien, con tres recámaras, una sala, un comedor, un pequeño patio que merecía más atenciones y la terraza minimalista
Hace dos días, al llegar a casa, me sorprendió la imagen de un hombre joven frente a la puerta. Hurgaba entre las plantas, que ahora crecen presurosas por las lluvias. -¿Qué haces? -le pregunté
La lluvia de estos días levantó, milagrosa, la naturaleza yerma en la plaza. Al mismo tiempo, espantó los calores nocturnos que apesadumbraban las noches. La de ayer, en especial, nos regaló un
Leía absorto un libro de Alessandro Baricco cuando se paró frente a mí, tapándome el sol tibio de la mañana fresca. –No me robes el sol, por favor –le pedí amistoso pero enérgico.