Diario de un hombre sentado en la plaza

Día 10. Con la sonrisa tatuada

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

Antes de salir a la oficina y encerrarme ocho horas entre papeles, aire acondicionado veleidoso y malos humores alrededor, reviso mi correo electrónico. Solo un mensaje quiero leer. Y buenas noticias. La respuesta de una amiga a quien conocí hace algunos años y trabamos una amistad que sobrevive a 700 kilómetros de distancia, comunicaciones intermitentes y el tiempo. Hace días, cuando la saludé por el inicio de año, me confesó sus temores por estudios que debía hacerse para descartar cáncer. Es mayor que yo. No sé cuánto. En su mensaje la sentí angustiada y me contagió su temor. Ahora ya debe tener el resultado y me urge, no sin miedo, leerla.

Lo tengo, resaltado en negro. Dudo si abrirlo y encontrar malas noticias que me amarguen la mañana. Pero si no lo hago será peor, porque tendré una incertidumbre insoportable. Dudo tres veces hasta que abro el mensaje. Cierro los ojos y temo posarlos en las líneas. Respiro profundo… Todo fue un susto, aunque habrá una cirugía para eliminar el quiste. Le escribo con alegría. Así salgo a mi banca en la plaza. Con una sonrisa tatuada en la cara, como me lo confirma el retrovisor del auto.

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