Diario de un hombre sentado en la plaza

Día 27. El hombre y sus mascotas

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

No sé dónde se enredó la cosa de la que ahora escribo. Me refiero a la relación entre hombres y animales. Posiblemente con Calígula, emperador romano por pocos años en las primeras décadas de nuestra era, cuando pretendió nombrar cónsul a su caballo Incitatus. Además del cariño al equino algunos lo interpretan como muestra de desprecio a los enemigos políticos. Pero eso ya es historia un poco añeja y muy contada.

Sentado en la banca de la plaza hoy observo varias parejas animal-persona: mujeres u hombres con sus mascotas, caminando juntitos, unos más que otros. No sé si no me percaté antes o serán nuevos visitantes consuetudinarios. No importa.

Hace tiempo leí que por alguna extraña razón (parte de mi largo inventario de ignorancias) las personas suelen elegir como mascotas a animales con algunos rasgos físicos próximos: hombres forzudos con sus mastines, por ejemplo; mujeres muy elegantes con perritas ídem, que parecen, ambas, salidas de la misma estética, y así. La cosa no es tan cierta, creo, porque también he visto lo contrario: un hombre fuerte y grande paseando un par de perritos inofensivos, o un hombre diminuto con un perro que podría ser su caballo, por ejemplo.

Entre animales de cuatro y dos patas, las muestras de afecto son evidentes desde este observatorio personal. Alguno, a lo lejos, parece ir conversando con su caniche, mientras que otra, amorosa, lo acaricia cada cierto tiempo, cuando parece que el perrito desfallece por la caminata.

No cabe duda, como he leído, que mucha gente tiene un aprecio y cuidado mayor por sus mascotas que por sus semejantes. Cada quien es cada cual, canta Serrat. Y ese verso es oración laica para mí, cuando salgo de casa con el propósito de no fastidiarle la vida a nadie.

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