Diario de un hombre sentado en la plaza

Día 49. En la plaza y con la banca completa

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

Llegué a mi banca en la plaza con un cansancio ancestral. No es tan verídica la expresión, pero le da un aire distinto. Y usé una palabra, ancestral, que nunca había escrito.

Los rituales matutinos, el aseo, el café, el desayuno, el viaje al trabajo… no expulsaron los recuerdos de la noche. Se vinieron conmigo.

Pasé una noche de emociones fuertes, para decirlo de una manera que puede significar muchas cosas. Mi infancia, fueron mis primeros años el motivo de los fantasmas que me rondaron durante la noche y el insomnio. Recordé pasajes infantiles que había olvidado, o que estaban guardados en alguna parte. Amigos, lugares, momentos, alegrías; algunos vagos, otros, precisos, como la fiesta infantil de mi hermana menor; algunos, repetidos, como las tardes jugando sin cesar en la plaza del pueblo. Mi madre en escenas que ahora me provocan nostalgias. Momentos distintos, en varias etapas vitales. Fue un sueño apenas, pero por la pantalla de los sueños circularon instantáneas que había olvidado. Lo tengo claro: recordé, reviví; no lo inventé.

¿Cómo funcionan esos mecanismos de la mente? No lo sé. Alguna explicación onírica habrá, pero no es mi materia ni me propongo entenderlo. Sucedió, porque lo viví, porque estoy seguro de su realidad.

Esta mañana, en la banca de la plaza, no estoy solo. Me acompañan personajes de mi vida pasada, momentos consagrados, imborrables, porque volverán. Personas vitales en la película de mi vida. Esta mañana no estoy solo, me acompañan mil personajes y episodios. La historia que cargo a cuestas. La bendita vida.

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