Diario de un hombre sentado en la plaza

Día 17. La lectura y las plazas públicas

Posted by Juan Carlos Yáñez Velazco

Las plazas públicas son parte de mi vida. La principal de mi pueblo fue la llave para la lectura. En ella se encendió la inquietud por la literatura, leyendo una colección popular que resumía, ilustrada con imágenes, grandes novelas. Fue ahí, y no en la escuela, donde me encontré con Mark Twain, Emilio Salgari, Julio Verne, Charles Dickens y Robert L. Stevenson, entre muchos otros. Cada semana uno distinto. Y cuando pude, ahorré todo lo posible para comprarlos. Una caja grande de jabón Roma albergó durante varios años mi preciada colección. No sé dónde quedó, luego de múltiples mudanzas. Me habría encantada tenerlas hoy.

Mientras crece el desfile de personas por la avenida, aquí en mi banca, observo la película todavía nítida de un chico más bajito que los compañeros de la escuela, en el árbol donde me recargaba para disfrutar aquellas historias que me llevaban de un pueblo pequeño a los mares de Salgari y Sandokán, a los mundos fantásticos de Verne o a los mosqueteros de Dumas.

La plaza pública fue mi maestra inicial de literatura. Por eso, cada mañana, vengo a la banca con un libro, aunque a veces no lo abra y se desgaste con el sudor de las manos y mis recuerdos.

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