Me desperté pensando en el otro loco de la plaza. Hace dos semanas que no está, o no lo veo. Preguntándome qué pudo pasarle, concluà que lo espantaron las campañas electorales. No ha vuelto
La mañana es fresca, de nuevo y para mi bendición. Sufro el calor y me quema las ganas de caminar o moverme. Estoy sentado en la banca. Con apetito precoz saco uno de mis dos sándwiches y abro el
Apareció de repente. No me percaté ni por su olor. No sé si ya me estoy acostumbrando, como a los olores del jardÃn, del polvo corriente, del humo que lanzan las rutas, pero estaba ahÃ, frente a
Volvió el loco. El loco de la banca y el otro, el habitante de esta plaza. Esta vez yo leÃa. No lo esperaba, es decir, nunca lo espero. Llegó sigiloso, me alcanzó por la espalda y emitió un
Es lunes. Llego a la banca arrastrando los pies. Me pesó despertar. Me costó moverme por la casa, preparar el desayuno y el café. Aquà estoy ya en la plaza, con cara desencajada y ánimo
